+ Maestro.. ¿Cuando tienes miedo tu que haces?
– Yo, abro las ventanas.
+ ¿Para qué?
– El miedo, querido alumno, se alimenta de la ceguera de la habitación. Se alimenta del eco sordo de nuestra mente.
El miedo, sólo existe cuando crees que lo has visto todo, cuando crees haber conocido todas las respuestas posibles.
Por eso abro las ventanas.
Por es la luz, quien me recuerda, que las sombras bailan formas gracias a la luz precisa.
Que sin luz todo es cautela. Todo es quietud y pausa.
Cuando tengas miedo abre las ventanas.
+ ¿Y qué lograré maestro?
(…)
Del borrador de “La educación de las luciérnagas”