Revivir el día de hoy… desde el niño que fui.
Amar es recordar. Amar es también regresar al lugar donde nuestro corazón fue espuma dorada. Porque el amor es ante todo, un viaje… Un salir de mi para llegar a ti, para llegar a un nosotros en gerundio que se divierte siendo “aquí y ahora”.
Y en ese regreso estuve hoy. Jugando a tener 3 años, 5 y 7. Le decía a mi hija “-¿Tesoro, escuchas los camellos? Están fuera de la casa!”; y ella, dulce vida, me respondía con los ojos abiertos un extenso y amoroso : “Si papi… Les escucho”.
Hermoso darme en este legado. Porque al decir esas frases y probar esos juegos también jugaban dentro mi las voces y los rostros de mis padres. Y de pronto sentía como por mi boca salían emociones que llevan viviendo en mi más de 30 años.
Me escuchaba hablar y sentía como era mi madre quien jugaba. Me observaba diciendo ” Mi vida, los Reyes son mágicos y entran por la ventana” y a la vez notaba en el pecho la voz cálida y tierna de mi padre.
Qué precioso poder vivir esto. Qué hermoso poder acompañar a alguien hacia esa magia. Qué hermoso poder revivirla yo también. Tener 4 años, aunque habite los 37.
Por amar es recordar. Amar es volver a pasar por el corazón. Como anuncia su etimología (Recordar = re-cordis). Pues eso, la paternidad ofrece esa capacidad de viajar a lo que aún habita en ti, a lo que aún vibra pero el tiempo y el miedo borraron. La paternidad es una hermosa ventana desde la que poder mirarte en los espejos de todas tus edades.
Amar y regresar con un ramo de flores en la boca. Y regresar con una bandera preciosa con la que transitar la vida desde el adulto feliz y pleno.
Porque amar es recordar.
Y a mi la paternidad me enseñó eso. Me enseñó a recordar desde el corazón limpio y puro que supone la infancia.
Mi regalo de hoy fue volver.
¿Quién dijo que no se puede viajar en el tiempo?
Creo que fue alguien que nunca amó,
alguien que nunca parió, ni vio salir de su alma una criatura.
La infancia es un espejo, hermoso; desde el que volver a abrazar a tu madre como si ya no te diera vergüenza. Desde el que poder mirar a tus padres como si fueran el centro de todo.
La infancia es un espejo.
La paternidad un viaje hacia tu infancia
y el amar es recordar.
Amar es volver a pasar por el corazón.
Feliz día de Reyes a todos :)