Mi hija mira por el balcón cómo la gente pasea ¿ Por qué no puedo salir Papá?
La miro y trato de explicarle, tragándome las palabras, que es por proteger a la gente.
Ella me dice que los niños no se enferman ni los Papás tampoco.
Yo le digo que algunos Papás si, pero sobre todo enferman los “Abuelitos de bastón” que ya son muy mayores.
Ella mira por la terraza y grita. Grita mucho, esta rabiosa.
Quiere salir, quiere jugar y no puede, no la dejan.
No hay mayor prisión para un niño que esta. No hay nada que le debilite más que el confinamiento.
El otro día le dije que me acompañara a tirar la basura.
Bajamos 10 minutos y nos gritaron 3 personas desde un balcón.
¡Meteos en casa o llamo a la Policía! ¡ Los niños se pueden enfermar, irresponsable!
Mi hija me dijo “Papá, yo no he hecho nada diles que no me regañen”.
Jugué con ella, como pude, como puedo.
Tratando de hacer que este circo montado no la afecte demasiado. Tratando de suavizar el impacto que tiene en la cabecita de una niña que un día jugaba en la escuela y al siguiente la cierran porque “hay un virus que hace daño y se llama coronavirus”.
Todo su mundo se detiene. Se paraliza, no entiende.
Sus padres, en igual estado de shock tratan de organizar sus vidas, sus negocios, sus horarios… y la niña pululando por el hogar sin saber bien porqué razón esta ahora reclusa.
“No se puede salir tesoro”. Nos vamos a quedar en casa, durante varios (15) días.
Y mientras las personas con sus perros, con sus bolsas pueden salir a “comprar”.
Pero los niños no. Porque los niños no pueden justificar que van a comprar ni que van a trabajar ni son necesarios para sacar al perro.
Y claro. Hacemos horarios, jugamos, aprendemos, la acompañamos…
Pero quienes tienen hijos saben que los niños precisan aire.
Sí, entiendo… Hay que quedarse, no salir.
Estar en cuarentena.
Pasar tiempo con ella y acompañarla en su proceso.
Un proceso que los padres tratamos de digerir cuando vemos como nuestras empresas cierran, nuestras ingresos se caen a cero y nuestras ilusiones se desmoronan.
Pero lo importante es obedecer y colaborar. Y todo bien.
El otro día un Policía vino a nuestro jardín y expulsó a un Padre con su hijo de dos años. Vecinos desde el balcón aplaudían. Estaban sólo en un área de 400 metros cuadrados.
Mi hija hoy veía hoy como salía la calle el vecino de 80 años con bastón a dar un paseo.
¡Dile que no salga Papá! Que esta el coronavirus.
Ella cree que si lanzamos naranjas por la ventana el virus se va porque tienen vitamina C. Yo la miro y trato de explicarle.
Le digo que esa gente va al médico o a la tienda. Ella me dice que quieren ir a comprar naranjas para ir al mercado. Yo le digo que… otro día.
Mi hija sufre. Sus padres la acompañan.
Grita, muerde, canta, llora, juega y hace un profundo trabajo por estar “bien”. Y somos sus padres quienes la tenemos que “sostener”. La sostenemos con juego… pero eso implica estar en ella, en nosotros… en calma…
Y no son días de calma.
Son días que están muy lejos de estar en calma.
Imagino todo esto en 10 días. Imagino a mi hija de 4 años en días, a nosotros en 10 días… A mis vecinos en 10 días.
Los niños no se contagian me dice. “Puedo salir con guantes papá, puedo salir y no tocar nada… te lo prometo. Si quieres cojo la bici y así mis pies tampoco tocan el suelo”.
Tesoro, mi amor… Tu no tienes culpa de nada.
La mira con paciencia y ternura, la miro lleno de resignación.
Ella lo esta haciendo muy bien. Todos los niños lo están haciendo muy bien…
La verdad, que no encuentro castigo más grande que aislar a un niño 15 días…
Sí, me dirán: Es lo que toca.
Todo bien,
no busco aprobación ni refutación.
Soy obediente, me gusta la soledad.
… Sólo comparto entre otros padres, con ademán de acariciar almas…
nada más.
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Foto tomada el sábado pasado. Cuando aún no era obligatorio estar en casa.
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